No digo adiós…un simple, hasta luego.

Eso fue lo que escribí en un post que hice en mi Facebook personal desde el aeropuerto Luis Muñoz Marín un 5 de noviembre de 2017.

El día de hoy hace 6 años me monté en un avión sin tener idea de cuál sería el resultado final. Luego del Huracán María estaba sin trabajo (las horas las redujeron a casi nada pues trabajaba por servicios profesionales), y como muchos, estaba sin electricidad, ni internet; lo cuál no me permitía buscar aunque fueran par de “chivitos” (como decimos aquí en Puerto Rico).

Recuerdo que el 12 de octubre, mientras celebrábamos el cumpleaños de mami en medio de la oscuridad (la luz en casa iba y venía), hablaba con mi hermanita Jackie y le pregunté “que crees si intento buscar empleo en Estados Unidos?” Algo que deben saber, yo siempre he sabido y he estado consiente de que mi carrera/profesión aquí en PR estaba pagada muy por debajo en comparación a Estados Unidos. Aún así, no había querido irme a Estados Unidos y estar lejos de mi familia. Es por eso que cuando le hice esa pregunta a mi hermana, fue luego de combatir con la idea en la mente, y luego de mucha frustración tratando de encontrar otras oportunidades de empleo en PR y aún así, tenía la esperanza que mi hermana me dijera que siguiera intentando aquí en PR. Mi hermana, que honestamente creo que Dios la llenó de sabiduría en ese momento y la usó para hablar a mi corazón me dijo “debes de intentarlo, no vas a saber hasta que lo intentes y pudiera ser la oportunidad que buscas para crecer en tu carrera. Y si no funciona, sabes que nos tienes a nosotros y puedes regresar cuando quieras.” (estoy parafraseando un poco al intentar traducir nuestra conversación en “spanglish” jajaja). Lloramos un ratito juntas pues sabíamos que ese “intentar” me llevaría lejos de la familia.

Ese fue el empuje que necesitaba para tomar valor y atreverme a comenzar una nueva aventura, sola.

Para los que no saben, antes de mudarnos de regreso a Puerto Rico, nosotros vivíamos en Virginia. Ahí fue donde cursé mis años de secundaria y parte de la universidad. Fue donde crecí esos años bastante formativos de mi vida y donde tenía muchas viejas amistades. Así que le escribí a una amiga que es como una hermana para mi y le pregunté si me podía quedar con ella un tiempo a lo que descubría cuál sería el próximo paso.

Había aplicado a un sin número de empleos en Virginia con la intención de quedarme ahí si encontraba empleo, o regresar a Puerto Rico si no se daba dicho empleo. Fui a como 5 entrevistas en persona- y todas eran un no. Eso es sin contar todas las aplicaciones que nunca me contestaron mas las que me contestaron diciendo no. Lo menos que iba a imaginar era recibir una oferta de empleo en Houston, TX – lugar donde solo había solicitado a 1 empleo por eso de que “tengo una prima ahí.” Así que luego de celebrar acción de gracias junto a mi segunda familia de Virginia, me tocó partir a Houston, TX.

Houston se convirtió en mi hogar por casi 5 años. Fue un lugar donde crecí DEMASIADO en el ámbito profesional, algo que había anhelado por tanto tiempo. Por varios años ya, me había sentido estancada en mi carrera, que no estaba siendo retada y no estaba creciendo. Estos 5 años fue un crecimiento en esteroides! jajaja ¡Aprendí tanto! Jamás hubiera imaginado el rumbo que tomo mi carrera y el crecimiento que tuve.

Houston también fue un lugar para sanar heridas y conocer a Dios de una manera diferente. Dios puso personas INCREÍBLES en mi camino quienes me recordaron cuan importante es tener una comunidad de fé. Y Dios los usó para sanar mi corazón y enseñarme a bajar un poco mis defensas y paredes que había construido alrededor de mi corazón y aprender a ser vulnerable con otros nuevamente.

También aprendí a ser un buen mayordomo de mis finanzas, las bendiciones de Dios sobre mi vida. Fue un proceso duro, pero TAN gratificante. Y le doy gracias a Dios por permitirme ese tiempo de aprendizaje que me han preparado para esta temporada que estoy viviendo.

Veo este post, y pienso en todas las emociones y sentimientos encontrados que tenía mientras esperaba en el aeropuerto. Tanta incertidumbre, tanto desconocido, sin tener un plan concreto, sin rumbo específico. No sabía si me iba a mudar, no sabía si estaría un tiempo corto, o si regresaría. Dios sí sabía. Y ahora mientras miro hacia atrás, puedo ver la mano de Dios en cada detalle. Puedo ver Su protección, Su favor, Su gracia, Su bendición sobre cada área de mi vida. En ese momento no lo sabía y no lo podía ni imaginar, pero Dios sí.

Que bueno es tomar tiempo para reflexionar y recordar lo que Dios hace en nuestras vidas. Y me siento a escribir esto para recordarme a mi misma, que así como Dios estuvo conmigo en ese momento de incertidumbre, donde no había un plan ni rumbo, así mismo esta conmigo en esta temporada. Una temporada donde nuevamente tengo incertidumbre, donde no tengo un plan concreto, y no estoy segura cómo se verá el resultado final. Pero de una cosa estoy segura, de que puedo descansar en Él y puedo poner mi incertidumbre en Sus manos y Dios cuidará de mi como lo ha hecho hasta ahora.

Estoy deseosa de ver como será esta próxima aventura, confiando de que con Dios, es mucho mejor.

Con amor,
Jennie

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Product Designer de profesión, y en ocasiones creadora de contenido. Amo a Dios con todo mi corazón y mi deseo es mostrar el amor de Dios a otros para que puedan conocer a Dios. Aquí voy compartiendo consejos, estilo de vida, motivación, fe, recetas y todo de una chica que se esta convirtiendo en una mujer adulta (whatever that means! jajajaja)

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